“Zapatero a tu zapato” o “Renovarse o morir”

Seguramente has leído y escuchado en múltiples ocasiones que el consumo de alcohol se exacerbó a partir del confinamiento Covidiano, a lo que yo respondo: pues ¡cómo no! ¿Cómo se supone que íbamos a sobrellevar el convivir 24/7 con nuestros hijos, mascotas y parejas? ¿Cómo demonios íbamos a poder meter bajo un mismo techo la escuela, la oficina, el gimnasio, el supermercado y el cine, sin que nuestra ya de por sí endeble cordura, se viera aún más afectada?

¡Venga ese vinito tinto!  Les confieso que los primeros tres meses de encierro le tupí con singular alegría.  Entre mi esposo y yo nos bebíamos una botella de 750ml de vino al día (aclaro, como acompañamiento de la cena); hay quienes dirán que no es tanto, pero saquen la cuenta: 90 botellas que equivalen a 5 copas por botella, es decir, 450 copas entre dos cristianos pecadores, dan un total de 225 copas o 45 botellas per cápita.  Lo habitual habría sido consumir 10 copas al mes, o sea, 2.5 copas en la salidita del sábado, o sea, 30 copas en 3 meses, y no 225 for the love of God!  

Hasta que un día dije: ¡basta! Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para auto-gobernarme y poner un alto total, bueno casi total, al consumo de vino tinto, blanco y rosado; nada más de mencionarlo ya empecé a salivar, help!

Según un informe reciente de la Conadic (Comisión Nacional Contra las Adicciones) sobre la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México 2021, revela que el consumo de alcohol registró un incremento del 20% en los meses de confinamiento, como resultado del estrés, aislamiento social, ansiedad y preocupaciones de naturaleza variada.

Otros informes afirman que el consumo de alcohol se incrementó en un 60%.  Pero, mejor quedémonos con la información del Conadic, fuente oficial del gobierno federal, para no sentir tan gacho, ya que entre el 20% y el 60% de incremento hay una graaaaan diferencia.  Y mejor ni hablamos del incremento de la violencia intrafamiliar y el consumo de estupefacientes durante la pandemia, esos son temas para otra ocasión.

El incremento en el consumo de alcohol presentó a las marcas de esta industria, la oportunidad y tentación de diversificarse, y no sólo de incrementar las ventas de sus productos de línea.

En el verano del 2019, entre el calor y el confinamiento, se puso de moda el Hard Seltzer, una bebida hecha a base de agua carbonatada, alcohol y un toquecito de fruta que, pa´pronto, fue bien recibida por los más jóvenes de los consumidores, los centennials, que adoptaron esta bebida “saludable” que contiene menos de 5 grados de alcohol, aproximadamente 90 calorías, baja en carbohidratos y libre de gluten…la cosa es que, precisamente por sus características de contenido, estos jóvenes (y no tan jóvenes) beben más de la cuenta, así que sale junto con pegado. 

Según datos de Expansión (21 septiembre, 2021), el crecimiento de esta categoría fue de 139% a junio de este año, y nuevos jugadores aparecen en busca de un pedazo del negocio.  La próxima vez que vayas al súper o a la tienda de conveniencia, verás cómo las latas y botellas de Hard Seltzer empiezan a jugar un papel protagónico en los refrigeradores y estantes, como cáncer que hace metástasis.

Voy a cruzar la frontera y me voy a ir al mercado gringo; como comenté hace rato, algunas marcas de la categoría sucumbieron a la tentación de lanzar su Hard Seltzer; tal fue el caso de Budweiser.

Durante el medio tiempo del Super Bowl de enero 2021, recuerdo un comercial de un minuto de Budweiser que me pareció genial y me hizo reír muchísimo.  El tema central del comercial fue que el año 2020 se dedicó a darnos, más bien arrojarnos limones a montones, haciendo referencia a la paliza que nos vino a dar la pandemia y al dicho: “Si la vida te da limones, haz limonada”; así fue el lanzamiento que Budweiser hizo de su Bud Light Seltzer sabor limón.  Si no vieron el comercial, lo encontrarán en Youtube: Bud Light Seltzer Lemonade: Last Year´s Lemons.

Pero, ¡Oh sorpresa!, ¿qué pasa cuando una marca fuertemente posicionada como el rey de las cervezas desde 1876 (King of Beers since 1876), lanza un producto que no tiene nada qué ver con aquello que vende desde hace casi siglo y medio?  Pues genera confusión entre los consumidores y un consumidor confundido simplemente no consume.

El domingo pasado (26 de septiembre), viendo el fútbol americano, llamó poderosamente mi atención un nuevo comercial de Bud Light Selter, en donde Nick Mangold, un jugador retirado de la NFL, es contratado por Budweiser para que les ayude a hacer entender al consumidor que Bud Light Seltzer no es una cerveza, sino un Hard Seltzer. 

El comercial inicia con una chava diciendo, literal: “El logo de Bud Light en la lata de Seltzer hace creer a las personas que se trata de una cerveza”

Verán a Nick Mangold bloqueando el nombre de Bud Light con sus enormes dedos encintados, cada vez que alguien toma una lata del producto, dejando visibles sólo las palabras “Hard Seltzer”, ante lo cual los consumidores exclaman sorprendidos: “Ah, es un Hard Seltzer”, ¿cachan?  Si no, chequen el comercial con sentido del humor de “pastelazo” de tan sólo 15 segundos, en Youtube: Bud Ligth Seltzer – Tape. Se van a reír.

Algunas cifras de este mercado gringo, nos dicen que al cierre del 2019 valía casi USD$4,000 millones y, se estima que para el 2027 podría valer USD$11,000 millones de dólares; sin duda, resulta un mercado altamente atractivo y muchos intentarán llevarse su pedazo del pastel.

En México, al parecer, la cosa también pinta bien para la categoría; la primera marca lanzada en nuestro país de Hard Seltzer, Fitzer (Monterrey, N.L.), en 2020 reportó crecimientos del 100% mes a mes durante los primeros 7 meses de su lanzamiento. 

De la Hard Seltzer de Topo Chico no tengo datos, lo que sí les puedo decir es que, siendo fan de su agua mineral, me animé a probar su Hard Seltzer y francamente me supo a rayos. En fin, lo cierto es que marcas nuevas y posicionadas salivan ante la posibilidad de ser parte de este mercado. 

Y, ¿a dónde voy con todo esto?  Hay un par de dichos que me vienen a la mente mientras escribo: “Zapatero a tu zapato” y “Renovarse a morir”. 

Zapatero a tu zapato porque, en el mundo de la gestión de marcas, si se decide tomar el camino de la diversificación, como en el caso de Budweiser, bajo el cobijo de una marca posicionada en una categoría, al menos que estén dispuestas a invertirle en una agresiva estrategia de comunicación y marketing para lograr convencer al consumidor de que ahora el rey de las cervezas además de cerveza, también hace Hard Seltzer, mejor yo les diría, quédense como están, ni le muevan, Zapatero a tu zapato.

Renovarse o morir porque, en el mundo de la gestión de marcas, si se decide tomar el camino de la diversificación sin, por ejemplo, el respaldo abierto de Budweiser, con una estrategia poderosa de colocación tanto en el canal on-trade como off-trade, además de la obligada inversión en marketing y comunicación, yo les diría, ¡adelante!, Renovarse o morir.

Sea cual fuere el camino elegido, Riedel está para acompañar a las organizaciones y sus marcas en el diseño del camino estratégico que las llevará a diferenciarse para competir y continuar cautivando a sus audiencias ante mercado cambiantes.

Bud Light Seltzer Lemonade: Last Year’s Lemons.
Bud Ligth Seltzer – Tape.
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Arrastrando la cobija

Cada vez que me toca estar en el aeropuerto de Guadalajara, CDMX, Tijuana o de cualquier otra ciudad de México, me divierto contando, así es contando, por ejemplo:

De cada 10 personas que cargan una bolsa que contiene una caja de donas de Krispy Kreme, 8 tienen algún grado de sobrepeso.  El mismo ejercicio he hecho con Marisa y sus galletas, sólo que en este caso 7 de 10 personas que llevan alguna caja las delicias de mi tocaya, presentan algún grado de sobrepeso.  ¿Querrá decir que los productos de mi tocaya no son tan “engordadores” como los de Krispy Kreme?  Lo dudo, pero habrá que contratar los servicios de Inteligencia de Riedel para responder a tan importante pregunta que, pensándolo bien, si lo extrapolamos al tema de la obesidad y sus consecuencias en la salud de nuestra población, pues ya se pone serio el asunto.

Lo que sí puedo concluir sin hacer un estudio de mercado, es que las etiquetas de Exceso de Calorías y Exceso de Azúcar, nos vienen valiendo (beeeeeep).

Bueno de regreso al tema, a través de mi juego de contar durante mis inevitables estancias en los caóticos aeropuertos de nuestro país, he descubierto usos y costumbres que me parecen interesantes y que son exclusivas de mis hermanos mexicanos.

¿Han observado que en los aeropuertos, bebés y niños pequeños llegan envueltos o literal, arrastrando la cobija? Así es, sin importar si hace frío o calor, si el Aire Acondicionado jala o no, el caso es que, si observas bien, verás cobijas por todos lados, de esas cobijas suavecitas y aterciopeladas con imágenes de unicornios, súper héroes, princesas, animalitos, figuras abstractas y escudos de equipos deportivos.

5 de cada 10 niños viajeros las portan, junto con el montón de maletas, mochilas y bultos con los que cargan sus padres y parientes, quienes se reparten los kilos para evitar pagar el costo abusivo del exceso de equipaje que cobran las aerolíneas.

Quiero imaginar a estas cobijas como una extensión del amor y cuidados, a veces exagerados, de una mamá hacia sus hijos.  Aunque, siendo sinceros, en la histeria colectiva y contagiosa que se vive en los aeropuertos, ese amor y cuidados maternos, no salva a los pequeños de regaños y zapes que reciben en caso de no comportarse a la altura de las circunstancias.

Cuando veo esas cobijas que, si las hilvanamos bien podrían alfombrar grandes superficies del piso de los aeropuertos, no puedo evitar pensar en la marca San Marcos, ¡vaya posicionamiento sólido!  Casi puedo asegurar que, si tienes 30 o más años, la conoces. 

Es más, te apuesto a que en automático visualizaste una enorme cobija, en tonos café y beige, con la imagen de algún felino tamaño real.  Seguro en algún momento de tu vida te cubriste con una de éstas cobijotas, ¡Ah qué sensación tan rica! Sensación que traspasaba la piel y nos hacía sentir alivio y protección, ¿a poco no?

Las cobijas San Marcos ya no se fabrican, ahora sólo hay cobijas “tipo” San Marcos, así que, si tienes una, corre a revisar si ésta porta la etiqueta con la imagen del ingreso al jardín de San Marcos en Aguascalientes, si sí, ¡Consérvala! Quizá en algunos años puedas subastarla en algún evento de Sotheby o Christie y sacarle una lana. 

La historia de Grupo Textil San Marcos y su fundador es de esas que deberían pregonarse a los cuatro vientos y servir como ejemplo e inspiración para emprendedores y empresarios, hombres y mujeres, chicos y grandes.  Su fundador, Don Jesús Rivera Franco, de Teocaltiche, Jalisco, nació en una familia de pequeños industriales dedicados a la fabricación de sombreros.  En la época de la Cristiada, la familia decide trasladarse a Aguascalientes por ahí de 1920s, encontrando la tan anhelada seguridad, más no prosperidad, por lo que a los pocos años regresan a su terruño.  A los 15 años de edad, el joven Jesús, que en su ADN figuraba el gen del emprendimiento, regresa a Aguascalientes y se emplea en una fábrica de sarapes, así nació su interés por lo textiles y la confección. Y lo que empezó en un pequeño taller, se convirtió en un grupo industrial con más de 10 plantas y 4,000 colaboradores. 

No en balde, Don Jesús es una figura reconocida y reverenciada por los acuicalitenses, si Ayn Rand hubiera sabido de él, seguramente la historia de este gran visionario la habría inspirado para crear algún personaje a la altura de Henry Reardon, el exitoso industrial del acero de su libro Atlas Shrugged (La Rebelión de Atlas, USA, New American Library,1957).

Pero cuando de negocios de tinte industrial se trata, nadie como los regios: en 1990 Cydsa le compra el “bizne” a Don Jesús quien, con el mismo entusiasmo de sus años mozos, emprende una aventura inmobiliaria convirtiéndose en pionero desarrollador de conocidos fraccionamientos de la ciudad que lo vio prosperar: Fraccionamiento del Valle, Fraccionamiento Modelo, El Fraccionamiento Bosques del Prado y Bosques del Prado Oriente, Fraccionamiento Residencial del Rio San Pedro.
Como buen visionario, desarrollo también un edificio de uso mixto con comercios y oficinas al norte de la ciudad llamado Torreplaza Bosques.  Entre los últimos proyectos inmobiliarios de este pro-hombre, estuvo el Centro de Abastos Viñedos San Marcos. 

Al día de hoy, Aguascalientes ocupa la posición 27 a nivel nacional en el ranking de los estados con mayor crecimiento en la demanda de propiedades residenciales, comerciales, industriales, oficinas y terrenos en venta y renta, con un incremento del 14% en su demanda inmobiliaria versus 1Q del 2020, según reporta Lamudi.

Me gusta conocer las historias de hombres y mujeres que se anticiparon al futuro y le apostaron sangre, sudor, lágrimas y lana al desarrollo de una ciudad, y que ahora son los hombros sobre los cuales otros nos apoyamos para aportar nuestro trabajo, talento, recursos e impuestos, ¡con todo y la 4T!

Regresando a mi divertida costumbre de contar personas y cosas en los aeropuertos, les ofrezco una disculpa por no ofrecerles una imagen de algún niño envuelto como tamal en su cobija tipo San Marcos; la verdad no quise arriesgarme a que la policía me arrestara por andar fotografiando furtivamente a estos infantes viajeros.  En su lugar, les dejo a Homero Simpson en los brazos de Morfeo, bien tapadito con una cobija original San Marcos.

Riedel

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Las Nenis ¿Nueva tribu urbana o la versión digitalizada de un modelo de negocio que ha existido siempre?

Primero defino qué son las Nenis: mujeres que ofrecen productos en redes sociales, hacen entregas en un punto medio y mantienen comunicación con sus clientesvía Instagram, Facebook, WhatsApp u otras aplicaciones.

Venden ropa, cosméticos, calzado, juguetes, artículos vintage, suplementos alimenticios, accesorios, plantas, galletas y postres.

El término deriva de “nena”, que es la forma en la que las Nenis se dirigen a sus clientas: “Hola nena, aquí te espero con tu pedido, no tardes”.

Amas de casa, profesionistas, mamás solteras, estudiantes, empleadas, de todas las edades, extrovertidas, movidas y súper chambeadoras, con una cosa en común: el deseo y necesidad de ganar (más) dinero, para: ayudar a sus papás, pagarse sus estudios, mantener a sus hijos, complementar el ingreso en pareja, ahorrar para irse de vacaciones, pa´sus chicles, comprarse algo bonito, en fin, contar con más recursos.

De la crisis de desempleo derivada de la pandemia, más y más mujeres se sumaron a las filas de las Nenis que, siendo la mayoría usuarias activas de las redes sociales y del WhatsApp, se vieron habilitadas para crear sus perfiles en Facebook e Instagram, convertirse en community managers, encargarse de las ventas, compras, inventarios, quejas, entregas y cobranza, con un acceso a un mercado más amplio que, en otros tiempos, se habría limitado a su círculo familiar y social más cercano.

Ahora, algunos datos del INEGI: en 2019 la economía informal tuvo una participación de 23.0% del PIB, generado por 56.5% de la población ocupada en condiciones de informalidad laboral, lo que significa que 1 de cada 4 pesos en México viene del comercio informal.

Asimismo, la tasa de desempleo del 1T-2021 es del 4.4%, frente al 3.4% del mismo periodo de 2020, apenas dos décimas menos que el 4T-2020.  Siendo las mujeres y trabajadores informales de los sectores comercial y de servicios, los más afectados.  Lo que explica el incremento del comercio informal y, por ende, el boom de las ventas a través de las redes sociales.

Por otro lado, un estudio elaborado por el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM indica que las ventas de las Nenis generan 9.5 millones de pesos diarios, algo así entre 280 y 300 millones de pesos mensuales.  13 millones de hogares complementan su ingreso de esta forma.

¿Entonces cuál es la respuesta a la pregunta que corona este contenido? Pues yo diría que las Nenis son una tribu urbana re-loaded que ha evolucionado

gracias al cada vez más democratizado acceso a Internet a través de dispositivos móviles. Este modelo de micro-emprendimiento femenino no es nuevo, desde siempre han existido mujeres que, con su necesidad de ganar (más) y con un talento innato por las ventas, nos han vendido falluca, ropa “americana”, calzado, joyería, perfumes, cosméticos y colchas por catálogo, brownies y pasteles, sólo que ahora lo hacen con una sofisticación tecnológica inimaginable hace apenas algunos años.

Así que, dadas todas las crisis económicas y de desempleo que hemos vivido en nuestro país, incluyendo la más reciente por supuesto, cierro esta entrega citando a las cientos de miles de Nenis que con orgullo sostienen: “Más vale ser Neni, que Nini”.

La propuesta de valor

¿En cuál etapa del duelo te encuentras?

Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, pionera en estudios sobre la muerte cercana, definió en su libro “On Death and Dying” (1969) las cinco etapas del duelo, que ahora se le conoce como el modelo de Kübler-Ross. 

No es el único, existen otros modelos, unos más austeros de dos etapas y otros más abundantes de siete etapas; la persona no necesariamente tiene que pasar por todas, ni tampoco hacerlo en el orden propuesto; y no sólo se refieren a la muerte de un ser querido, digamos que prácticamente pueden aplicarse a cualquier situación disruptiva en la vida de una persona, así como en la vida de un negocio o marca, tema que tocaré más adelante.

Continuando con el modelo Kübler-Ross, seguramente has escuchado algo por ahí sobre él y sus cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.  No pretendo profundizar en cada una, sino sólo decir que este modelo ofrece una explicación de la evolución de ese sentimiento de pérdida en su proceso de reconciliarnos con la idea de que aquello que amábamos o que nos resultaba familiar o cómodo, ya no volverá. No sobra decir que esto aplica, hoy más que nunca, al mundo de los negocios.

Get your act together que, en español, diría algo así como, “Déjate de cosas y pon manos a la obra”.

Entonces enfoquémonos en tu negocio.  En estos tiempos de pandemia y la nueva realidad que nos ha impuesto, el nombre del juego es: adaptarnos o morir.  Suena a cliché, pero eso no lo hace menos cierto, así que deseo sinceramente que como propietario, socio, directivo, gerente o cualquiera que sea el rol que juegues en el negocio, te encuentres en la etapa de aceptación y si no, te pido aceleres el paso para alcanzarla lo más pronto posible y reconciliarte con esta nueva realidad que no termina de cobrar forma, como primer paso para encaminarnos hacia la continuidad exitosa de nuestros negocios y marcas.

Así que si estás de acuerdo en que ningún hecho es lo suficientemente terrible como para que no podamos superarlo de un modo u otro, y si eres de las personas que no cree en soluciones de microondas, sino en la aplicación inteligente de recursos para el logro de un objetivo, esto podría interesarte.

Desperate times call for desperate measures que, en español, diría algo así como, “Tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas”.

No me gusta ni tantito eso de “tiempos desesperados” ni “medidas desesperadas”, me hace pensar en un callejón sin salida, así que prefiero decir: “Tiempos desesperados, requieren medidas inteligentes y oportunas”

Cualquiera que sea tu producto o servicio, el tamaño de tu negocio, el canal de comercialización o el posicionamiento de tu marca, la pandemia seguramente vino a evidenciar carencias y fallas que, hasta principios de año quizá habías podido sobrellevar con ligeros o profundos ajustes, con pocos o muchos recursos; sin embargo, hoy el escenario ha cambiado de manera drámática y, como el agua de tamarindo cuando la revolvemos, todavía no termina de asentarse. 

Así que mientras se asienta el agua, mi primera recomendación es que: te detengas un momento a pensar en tu negocio, producto o servicio en términos del valor que agrega a la vida y bienestar de tus clientes.  Para ello, intenta responder de la manera más sencilla y honesta posible la siguiente pregunta: “¿Si mi negocio, producto o servicio dejara de existir, de qué se perderían mis clientes?”  Si tu respuesta te tiene contento y satisfecho, ¡felicidades!, keep up the good work, pero si no, te invito a seguir leyendo…bueno cualquiera que sea tu caso, te invito a que termines esta lectura.

¿Cómo ha evolucionado la propuesta de valor para tus clientes? Dicho de otra manera: ¿Te has dormido en tus laureles o tienes tus antenitas de vinil bien afiladas?

Uso el término evolución sencillamente porque un mercado es un ente vivo en constante transformación, que requiere un monitoreo continuo de todas sus partes activas que nos permita anticiparnos a los cambios y actuar en consecuencia; una de esas partes activas del mercado se refiere a la propuesta de valor de tu marca y de las marcas competidoras.

Una propuesta de valor es un compromiso muy serio que asumimos con consciencia hacia y para el mercado, con miras a crear un vínculo estrecho con los segmentos que atendemos, mediante experiencias lo suficientemente agradables (no necesariamente sin fallas) y diferenciadas, empaquetadas en un concepto y storytelling lo suficientemente appealing y memorable, para mantener a nuestros clientes lo suficientemente engaged hasta convertirlos en sponsors de nuestra marca.  No suena fácil, porque no lo es.

Si en condiciones “normales” estamos obligados a mantener nuestras antenitas de vinil bien alertas, cuantimás tendríamos que hacer un esfuerzo deliberado para entender, a partir de la contingencia sanitaria y a la fecha, cómo se han alterado los hábitos y las preferencias de los consumidores y cómo podemos sacar partido de ello.

We´re all ears…o sea, nos interesa escucharte.

Es más asequible de lo que te imaginas. Nuestra pasión y compromiso es acompañar a las organizaciones y sus marcas en el diseño del camino estratégico que las llevará a diferenciarse para competir y actualizar sus propuestas de valor ante mercados cambiantes, para continuar cautivando a sus audiencias y mercados. This is the Riedel Way.